
Wolfspeed se declara en bancarrota para recortar una deuda de $4.600 millones mientras la industria de semiconductores enfrenta vientos en contra
La crisis del carburo en Silicon Valley: La bancarrota de Wolfspeed señala una turbulencia más profunda en la industria de semiconductores
A la sombra de sus relucientes instalaciones de fabricación, diseñadas para impulsar la revolución de los vehículos eléctricos, Wolfspeed Inc. se enfrenta a una dura realidad. El pionero fabricante estadounidense de chips de carburo de silicio anunció el domingo que se acogerá a la protección por bancarrota del Capítulo 11, una caída dramática para una empresa que alguna vez fue aclamada como fundamental para el renacimiento de los semiconductores en EE. UU.
Con 6.500 millones de dólares en deuda pesando en su balance y líneas de producción operando muy por debajo de su capacidad, la bancarrota "preacordada" de Wolfspeed, cuidadosamente orquestada, tiene como objetivo desprenderse del 70% de su carga financiera mientras mantiene sus fábricas en funcionamiento. Pero los analistas de la industria ven las dificultades de la empresa como un canario en la mina de carburo de silicio, que señala una angustia más amplia en un sector de semiconductores golpeado por la desaceleración de la demanda de vehículos eléctricos, las tensiones geopolíticas y