La Guerra Invisible: Occidente Estrecha su Control para Asfixiar Aún Más la Maquinaria de Guerra de Rusia

Por
Thomas Schmidt
5 min de lectura

La Guerra Invisible: Occidente Estrecha el Cerco para Asfixiar la Maquinaria Bélica de Rusia

BRUSELAS — No rodaron tanques. No rugieron aviones. Sin embargo, la Unión Europea lanzó hoy uno de sus golpes más potentes contra Rusia, no en el campo de batalla, sino a través de la letra pequeña de una orden económica. En una medida de gran alcance que podría reconfigurar el comercio global, la UE aprobó su paquete de sanciones más duro desde que Rusia invadió Ucrania, apuntando directamente a los buques, bancos y acuerdos encubiertos que han mantenido llenas las arcas de guerra de Moscú durante casi cuatro años.

La 19ª ronda de sanciones, elaborada bajo la presidencia de Dinamarca, se centra en una de las últimas grandes fuentes de ingresos que aún fluyen hacia Rusia: el gas natural licuado (GNL). También golpea la compleja red de empresas fantasma e intermediarios que han ayudado silenciosamente al Kremlin a eludir restricciones anteriores.

Funcionarios daneses confirmaron la medida justo cuando Washington se preparaba para lanzar su propia ofensiva financiera. El Secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, prometió un "aumento sustancial" en las sanciones estadounidenses en cuestión de horas, una clara señal de que Europa y EE. UU. están apretando la misma soga. Juntos, apuestan a que una presión económica puede lograr lo que años de guerra no han conseguido: paralizar la capacidad de Rusia para financiar su invasión antes de que la paciencia occidental se agote.

Esta no es otra lista rutinaria de penalizaciones. Es un intento de reescribir las reglas de la guerra económica, pasando de prohibiciones comerciales contundentes a una campaña más inteligente y precisa que apunta a los salvavidas que mantienen en marcha el motor de guerra de Rusia.

Represión contra la Flota en la Sombra

En el centro del plan de la UE se encuentra un golpe audaz contra la llamada "flota en la sombra" de Rusia, una turbia armada de viejos petroleros con propietarios falsos, aseguradoras dudosas y documentación escasa. Otros 118 buques acaban de ser incluidos en la lista negra, lo que eleva el total a más de 550. Estas embarcaciones, utilizadas durante mucho tiempo para contrabandear petróleo ruso eludiendo los topes de precios del G7, ahora están prohibidas en puertos de la UE, aseguradoras y proveedores de servicios.

Durante años, esta flota fantasma ha sido el arma secreta de Rusia, transportando casi el 90% de sus exportaciones de petróleo a Asia y generando al Kremlin más de 200.000 millones de euros anuales. El objetivo de la UE es hacer que cada viaje sea tan costoso y arriesgado que el comercio se vuelva insostenible.

"Los estamos empujando a los rincones más oscuros del transporte marítimo global", dijo un diplomático de alto rango de la UE involucrado en las conversaciones. "El seguro se convierte en una plegaria. Un error podría significar un desastre. Estamos añadiendo fricción hasta que todo el sistema se paralice".

Esta represión también se extiende más allá de Rusia. Por primera vez, la UE está apuntando a socios extranjeros, nombrando una refinería china y una casa comercial india acusadas de ayudar a Moscú a mover petróleo a través de lagunas legales. Es un paso arriesgado, que podría provocar una reacción diplomática negativa de Pekín, pero los funcionarios europeos dicen que es necesario para detener a los facilitadores globales de la economía de guerra.

Cortando el Último Vínculo: Europa Pone Fin a su Era del Gas Ruso

Quizás la pieza más simbólica de este rompecabezas de sanciones es la energía. Europa, una vez dependiente del gas ruso durante décadas, finalmente está cortando el cordón umbilical de forma definitiva. Para el 1 de enero de 2027, todas las importaciones de gas natural licuado ruso se detendrán, marcando el verdadero fin de una era.

Las entregas de gas por gasoducto se detuvieron al comienzo de la guerra, pero el GNL siguió colándose por las grietas. Solo en 2024, Europa compró casi 20.000 millones de metros cúbicos, canalizando hasta 20.000 millones de euros anuales al presupuesto de Moscú. Eso termina ahora.

La decisión no fue fácil. Países como Eslovaquia y Austria, preocupados por la escasez de energía y las consecuencias industriales, resistieron durante semanas. Solo después de que Dinamarca negociara un compromiso, ofreciendo apoyo respaldado por la UE para sus transiciones verdes, accedieron.

"Todos sabían lo altas que eran las apuestas", dijo un portavoz danés después de la votación. "Este paquete golpea a Rusia donde más le duele. Costó mucho trabajo mantenernos unidos, pero lo logramos".

La Lucha se Vuelve Digital

La evasión de sanciones de Rusia ha evolucionado con los tiempos, moviéndose a las sombras del ciberespacio. Las últimas medidas de la UE también atacan allí, apuntando a plataformas de criptomonedas, sistemas de pago digital y esquemas de lavado de dinero que han mantenido miles de millones entrando y saliendo de cuentas rusas.

Washington planea respaldar esto con su propia represión digital. El Secretario del Tesoro Bessent insinuó sanciones secundarias que podrían castigar a bancos o empresas extranjeras que aún hagan negocios con entidades rusas. "Todas las opciones están sobre la mesa", dijo a principios de esta semana, dejando claro que EE. UU. está preparado para usar todo el peso del dólar para estrangular el flujo de caja de Rusia.

¿Fatiga de Sanciones, o un Lento Estrangulamiento?

No todos están convencidos de que la estrategia funcione. Los críticos señalan que, después de diecinueve rondas de sanciones, la economía rusa sigue en pie, e incluso creciendo. Impulsado por la producción en tiempos de guerra, el PIB de Moscú subió un 3,6% en 2024. Nuevas rutas comerciales hacia Asia y un sector armamentístico en auge han ayudado a compensar las pérdidas de Occidente.

"Diecinueve paquetes después, y la guerra sigue ardiendo", escribieron analistas del European Policy Centre. "Cada ronda tiene menos impacto que la anterior, afectando a sectores más pequeños y difíciles de controlar".

Pero otros lo ven de otra manera. Argumentan que las sanciones no están destinadas a dar un golpe de gracia, sino a desgastar a Rusia. Debajo de la superficie, dicen, se están formando grietas: trabajadores cualificados huyendo al extranjero, industrias privadas de importaciones tecnológicas y una economía más dependiente que nunca de China.

La verdadera prueba no llegará mañana o la próxima semana. Llegará con el lento desgaste, cuando los costes de envío se disparen, cuando las fábricas no puedan encontrar microchips, cuando Rusia no pueda reemplazar sus tanques tan rápido como los pierde.

Este último movimiento es la mayor apuesta de Occidente hasta ahora: que la paciencia, la presión y la precisión pueden lograr lo que la potencia de fuego no ha logrado. La orden está firmada, la maquinaria está en marcha, y el mundo espera ver si esta guerra invisible finalmente comenzará a cambiar de rumbo.

NO ES ASESORAMIENTO DE INVERSIÓN

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