
La ola de calor récord de julio en Corea del Sur mata a 19 personas y eleva la demanda de electricidad a máximos históricos, mientras la crisis global de refrigeración transforma los mercados energéticos
Cuando la red eléctrica se asfixia: Cómo el sofocante verano de Seúl reescribió la economía de la supervivencia
SEÚL, Corea del Sur — En un apartamento pequeño con vistas al río Han de Seúl, Park Min-ju (apodo), de 73 años, tomó una decisión que habría sido impensable hace apenas una generación: apagó su aire acondicionado para evitar las crecientes facturas de electricidad, incluso cuando la temperatura exterior se disparaba a 38°C.
Tres horas más tarde, se desplomó por agotamiento por calor: 19 surcoreanos murieron este verano a causa de enfermedades relacionadas con el calor, víctimas en una guerra silenciosa entre la supervivencia humana y la realidad económica que está remodelando los mercados energéticos de todo el mundo.
La historia de Park ilustra una profunda transformación que se está produciendo en las economías desarrolladas en 2025: el clima extremo ya no es una alteración temporal, sino un motor permanente de cómo las sociedades asignan recursos, valoran el riesgo y estructuran su infraestructura más básica. En Corea del Sur, el calor de este verano no solo batió récords, sino que rompió supuestos sobre la relación entre el clima, la energía y la estabilidad económica.
Los números detrás del punto de quiebre
Cuando la red eléctrica de Corea del Sur alcanzó un pico de 85 gigavatios en julio —la demanda más alta desde que se tienen registros en 1993— representó más que un hito técnico. El aumento del 5.6% respecto al año anterior reflejó a una nación que jadeaba colectivamente por alivio, ya que el aire acondicionado se convirtió menos en un lujo que en un soporte vital.
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