Microsoft ajusta sus operaciones en China en medio de una reestructuración global, de nuevo

Por
Du Juan
6 min de lectura

Microsoft Ajusta sus Operaciones en China en Medio de una Reorganización Global

SHANGHÁI — La división de Microsoft en China vuelve a estar en el punto de mira, ya que han surgido informes de nuevos ajustes de personal, esta vez afectando a varios equipos con sede en Shanghái vinculados a su negocio de Azure Cloud. La última ronda de reestructuración sigue un patrón conocido: un correo electrónico interno titulado «Importante Actualización Comercial» llega discretamente a las bandejas de entrada de los empleados y, poco después, comienza la reorganización.

Fuentes cercanas al asunto afirman que algunos empleados recibieron una opción inusual: reubicarse en Australia o aceptar un acuerdo de indemnización bajo lo que se describe como una fórmula de «N+4». Esto significa cuatro meses adicionales de salario además de su indemnización calculada, un paquete notablemente más reducido que el acuerdo de «N+7» ofrecido durante los despidos de julio. Esta vez no hay bono de contratación, al menos según los informes actuales de los empleados. Microsoft aún no ha emitido una declaración pública oficial que aclare los términos, pero internamente el cambio se percibe como parte de una reorganización global continua que alinea los recursos en torno a la inteligencia artificial y la eficiencia estratégica.


Contexto más Amplio: Un Reequilibrio Global, No una Retirada

Desde mayo, Microsoft ha recortado más de quince mil puestos de trabajo en múltiples regiones, incluidos seis mil en mayo y otros nueve mil en julio. Los recortes han afectado a casi todos los departamentos principales —desde ingeniería en la nube hasta ventas— y reflejan un esfuerzo de toda la empresa para simplificar las operaciones y redirigir la inversión hacia áreas de crecimiento como la IA.

Nada de esto, sin embargo, parece ser específico de China. Los despidos siguen una estrategia corporativa más amplia que se ha estado desarrollando durante más de un año. En 2024, Microsoft comenzó a pedir a cientos de especialistas en IA en China que se reubicaran en el extranjero como parte de un plan de gestión de riesgos impulsado por la seguridad. Luego, en julio de 2025, instruyó que los ingenieros con sede en China ya no participarían en proyectos del Departamento de Defensa de EE. UU. Estos cambios apuntan menos a la política y más al cumplimiento y la diversificación del riesgo.

Sin embargo, el contexto geopolítico más amplio es difícil de ignorar. El 10 de octubre de 2025, Estados Unidos anunció la posibilidad de aranceles del cien por cien sobre las importaciones chinas. Pekín respondió revelando nuevas «tasas portuarias especiales» para los buques vinculados a EE. UU. y endureciendo los controles de exportación sobre materiales de tierras raras críticos para las tecnologías avanzadas. La noticia sacudió los mercados, pero los expertos advierten contra el establecimiento de una conexión directa entre esos acontecimientos y la reestructuración interna de Microsoft. Como lo expresó un analista, «Esto no es un movimiento de pánico. Es una continuación de un manual de estrategias existente».

Lo que estamos viendo, en otras palabras, no es una retirada masiva de China, sino una recalibración deliberada —un ajuste cuidadoso de la presencia de la empresa en medio de las cambiantes corrientes globales.


El Panorama General: Fricciones Comerciales y Reducción de Riesgos Corporativos

Las tensiones entre Washington y Pekín han vuelto a aumentar, con nuevos aranceles, tasas portuarias de represalia y restricciones a la exportación acaparando titulares esta semana. Sin embargo, hasta ahora no hay pruebas de que los cambios actuales de Microsoft en China hayan sido directamente provocados por estos últimos golpes comerciales. La reestructuración encaja en un patrón más amplio y plurianual de lo que los analistas denominan «des-riesgo incremental».

Desde 2024, muchas empresas estadounidenses han estado reduciendo constantemente su exposición a China en áreas sensibles como la computación avanzada, la investigación relacionada con la defensa y las operaciones de datos críticos. Al mismo tiempo, han mantenido o incluso ampliado su presencia en sectores orientados al consumidor, donde China sigue siendo un motor clave de beneficios. Esto no es una desvinculación —es diversificación. Un estratega de negocios lo describió como «mantener a tus clientes en China, pero tus riesgos en otro lugar».

Los últimos movimientos de Microsoft se alinean con esa filosofía. Ilustran cómo las corporaciones globales se están adaptando a un mundo donde la geopolítica dicta cada vez más dónde se escribe el código y dónde pueden residir los datos de forma segura.


Tesis de Inversión: Navegando un Mundo a Varias Velocidades

De cara al próximo año o dos, la mayoría de los analistas esperan ver más salidas parciales que salidas completas. Es probable que las empresas estadounidenses sigan reduciendo sus riesgos de concentración en China, particularmente para operaciones vinculadas a tecnologías sensibles. Al mismo tiempo, seguirán invirtiendo en negocios de consumo y empresariales donde la economía aún tenga sentido. Esto no es una ola de salidas —es un delicado acto de equilibrio.

Cada gran choque de políticas parece acelerar el ritmo temporalmente antes de que vuelva a desacelerarse. Las amenazas arancelarias anunciadas en octubre y los controles más estrictos de China sobre las tierras raras podrían estimular otro estallido de realineación. El resultado probable será una divergencia más profunda entre las industrias. Los sectores de alta tecnología y con gran volumen de datos se moverán más rápido, separando sus operaciones en China de las redes globales. Las cadenas de fabricación seguirán evolucionando hacia un modelo «China+1», añadiendo capacidad en lugares como Vietnam, India y México. Las marcas de consumo, mientras tanto, mantendrán su posición, aunque con márgenes más ajustados y una competencia local más dura.

Los analistas señalan que el riesgo político se ha vuelto estructural. Las restricciones a la exportación y los obstáculos de cumplimiento ya no son excepciones —son constantes. Los aranceles, también, parecen más propensos a subir que a bajar, lo que hace racional que las empresas diseñen sus cadenas de suministro en torno a esas realidades. Los datos de inversión extranjera directa subrayan el punto: las entradas de capital en China se han ralentizado notablemente en 2025, mientras que las encuestas de las cámaras de comercio americanas y europeas muestran una menor confianza y planes de expansión reducidos. Aun así, China sigue siendo un mercado demasiado grande para ignorar, contribuyendo con alrededor del siete por ciento de los ingresos totales del S&P 500. El desafío, entonces, no es si quedarse —sino cómo quedarse inteligentemente.


Perspectiva Sector por Sector

Los sectores de semiconductores y hardware de IA siguen siendo los más sensibles. Las empresas de estos sectores están trasladando el trabajo crítico de diseño y validación fuera de China, manteniendo solo las funciones de ventas y soporte dentro. En las industrias de la nube y el software, las empresas están construyendo cada vez más infraestructuras paralelas —una para China, otra para el resto del mundo— para cumplir con las normas de datos locales. Este enfoque de doble infraestructura reduce los márgenes, pero asegura la continuidad.

Los fabricantes de automóviles y los fabricantes de vehículos eléctricos (VE) están reconsiderando sus estrategias de ensamblaje, trasladando más producción final a México y Europa para evadir aranceles, pero continuando dependiendo de la enorme base de suministro de China para baterías y componentes. Las marcas de consumo se mantienen cautelosas pero comprometidas, centrándose en productos localizados y marketing impulsado por influencers para seguir siendo relevantes. Los fabricantes industriales se están expandiendo en economías vecinas mientras mantienen la capacidad china para servir a Asia y a los mercados emergentes.


Descargo de responsabilidad: Este artículo tiene únicamente fines informativos. No constituye asesoramiento de inversión. El rendimiento pasado no es un indicador fiable de resultados futuros, y los lectores deben consultar a asesores financieros cualificados antes de tomar decisiones de inversión.

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