Gigante chino de vehículos eléctricos BYD se enfrenta a una demanda de 45 millones de dólares por abusos de tráfico de personas en Brasil, obteniendo un raro apoyo de los trabajadores chinos

Por
Sofia Delgado-Cheng
7 min de lectura

BYD Enfrenta Acusaciones de Trata de Personas en Brasil: Un Ajuste de Cuentas Corporativo

En las húmedas afueras de Camaçari, al noreste de Brasil, el esqueleto a medio terminar de lo que estaba destinado a ser la joya de la corona del fabricante chino de automóviles BYD permanece abandonado. Las grúas de construcción cuelgan inmóviles sobre los cimientos de hormigón colocados para lo que se había planeado como la primera planta de fabricación de vehículos eléctricos de la compañía fuera de Asia. Pero detrás del proyecto estancado yace una inquietante historia humana que ha enviado ondas de choque a través de los círculos empresariales internacionales y amenaza con manchar permanentemente la reputación de uno de los campeones corporativos más celebrados de China.

Fiscales brasileños han presentado una demanda exigiendo 257 millones de reales (45 millones de dólares) en concepto de daños contra BYD y dos contratistas —Jinjiang Construction Brazil y Tecmonta—, alegando trata de personas y condiciones laborales "similares a la esclavitud" que involucran a 220 trabajadores chinos traídos para construir la instalación.

BYD (byd.com)
BYD (byd.com)

La Investigación en Camaçari: Una Revelación de Esclavitud Moderna

Lo que comenzó como una denuncia anónima en diciembre de 2024 culminó en una operación policial que descubrió una cruda realidad detrás del ambicioso proyecto de fábrica en el estado de Bahía, el centro industrial del noreste de Brasil.

Durante las redadas antes del amanecer, las autoridades encontraron a trabajadores chinos viviendo en condiciones que el fiscal adjunto de trabajo, Fabio Leal, describió como "fundamentalmente deshumanizadoras". Los trabajadores dormían en dormitorios superpoblados donde hasta 31 personas compartían un único inodoro. Algunos no tenían colchones. Eran obligados a levantarse a las 4 de la mañana para asearse antes de los turnos, con sus pertenencias personales guardadas junto a la comida en cuartos estrechos que carecían de saneamiento básico.

"Las violaciones que documentamos no fueron simplemente incumplimientos técnicos de las normativas laborales, sino que representaron una negación sistemática de la dignidad humana", afirmó un investigador principal involucrado en el caso.

La investigación reveló un preocupante patrón de control: a los trabajadores se les confiscaron los pasaportes a su llegada, hasta el 70 por ciento de sus salarios eran retenidos y se enfrentaban a horas de trabajo excesivas sin períodos de descanso semanales. Sus contratos de empleo incluían cláusulas que exigían depósitos de aproximadamente 900 dólares y estrictas regulaciones de comportamiento respaldadas por sanciones económicas.

Responsabilidad Corporativa en el Sur Global

El caso tiene profundas implicaciones para las prácticas empresariales internacionales, particularmente en cuanto a cómo las corporaciones multinacionales operan en economías en desarrollo. Los fiscales de Brasil están adoptando una postura intransigente que sugiere una dinámica de poder cambiante en el comercio global.

"Este caso representa un momento decisivo en la forma en que Brasil aborda la inversión extranjera directa", explica María, experta en derecho laboral internacional. "El mensaje es claro: el desarrollo económico no puede producirse a expensas de los derechos humanos fundamentales, independientemente del prestigio global de una empresa o de sus promesas de inversión".

Para BYD, lo que está en juego no podría ser mayor. Brasil representa el mercado internacional más grande de la compañía fuera de China, donde el fabricante de vehículos eléctricos ya había establecido una instalación en São Paulo en 2015 para producir chasis de autobuses eléctricos. La fábrica de Camaçari —una ambiciosa expansión de la huella de BYD— estaba programada para comenzar a operar en marzo de 2025 antes de que la construcción fuera suspendida tras el descubrimiento de las violaciones laborales.

El Costo Humano: Testimonios de los Trabajadores

Aunque todos los trabajadores afectados han regresado a China, los fiscales han recopilado una amplia documentación de sus experiencias.

Según los documentos judiciales, muchos trabajadores llegaron a Brasil bajo falsos pretextos, habiéndoseles prometido oportunidades de empleo legítimas con una compensación justa. En cambio, se encontraron atrapados en un sistema diseñado para extraer la máxima mano de obra minimizando los costos.

"Los trabajadores estaban efectivamente cautivos", dijo un inspector laboral regional involucrado en el caso. "Sin pasaportes, enfrentando significativas sanciones económicas por romper contratos y con gran parte de su salario retenido, no tenían medios prácticos de escape".

Testimonios detallados recopilados durante la investigación revelan que los trabajadores fueron traídos a Brasil utilizando clasificaciones de visa inapropiadas, un elemento crítico de los cargos de trata de personas. Muchos, según los informes, creían que venían para desempeñar roles técnicos especializados, solo para encontrarse realizando trabajos de construcción general bajo condiciones agotadoras.

Respuesta Corporativa y Control de Daños

La respuesta pública de BYD ha sido notablemente bifurcada. En foros internacionales, la compañía ha adoptado un tono conciliador, reconociendo los problemas mientras enfatiza su compromiso con los estándares de derechos humanos y la cooperación con las autoridades. La empresa rescindió su contrato con Jinjiang Construction después de que surgieran las acusaciones.

En un comunicado de diciembre, un representante de BYD mantuvo una "tolerancia cero a las violaciones de los derechos humanos y las leyes laborales", al tiempo que indicó que la empresa abordaría las acusaciones a través de los canales legales apropiados.

Sin embargo, algunas declaraciones a audiencias chinas domésticas han tomado un tono diferente. En una ocasión, un portavoz de la compañía desestimó las acusaciones anteriores como parte de una campaña para "desacreditar" a China y sus empresas, una narrativa que ha recibido críticas de defensores de los derechos laborales.

"Este doble mensaje refleja un malentendido fundamental de la gravedad de estas violaciones", señala Carlos, investigador de ética corporativa. "La trata de personas no es un desafío de relaciones públicas; es un profundo fracaso moral y legal que exige una rendición de cuentas genuina".

Demandas Legales y Estructuras de Compensación

La Oficina del Ministerio Público del Trabajo de Brasil busca soluciones integrales más allá de los llamativos 257 millones de reales en daños morales. Sus demandas incluyen reparaciones individuales para cada trabajador afectado y el cumplimiento de las normativas laborales en el futuro, con multas adicionales de 50.000 reales por violación multiplicadas por el número de trabajadores afectados.

El fiscal Fabio Leal ha indicado que las negociaciones con las tres empresas comenzaron a finales de diciembre de 2024, pero no lograron llegar a una resolución satisfactoria, lo que provocó la demanda formal. Cualquier compensación otorgada se destinaría a los trabajadores en China, y las autoridades brasileñas exigirían prueba de pago.

El desafío legal que enfrenta BYD se extiende más allá de las sanciones financieras. Las acusaciones de trata de personas podrían potencialmente desencadenar investigaciones criminales y dañar permanentemente la capacidad de la empresa para operar en Brasil, la economía más grande de América Latina.

Opinión Pública: Una Prueba de Fuego Moral

El caso ha desatado un intenso debate público tanto en Brasil como en China, con foros digitales revelando perspectivas matizadas sobre la responsabilidad corporativa y los derechos laborales.

En China, donde BYD es a menudo celebrada como un campeón nacional, la mayoría de los comentaristas en línea se han puesto del lado de los trabajadores explotados en lugar de la empresa. Muchos han rechazado las desviaciones nacionalistas, enfatizando que la protección de los derechos laborales debe trascender la lealtad a la marca o el orgullo nacional.

"Este caso funciona como una prueba de fuego moral sobre cómo las empresas chinas tratan a sus propios ciudadanos en el extranjero", explica Lin, especialista en gobernanza corporativa que sigue las expansiones empresariales chinas en América Latina. "La reacción pública refleja una profunda preocupación por el abuso laboral, la responsabilidad corporativa y los costos humanos de las agresivas estrategias de expansión global".

Algunos comentaristas chinos han ido más allá, viendo el caso como emblemático de problemas más amplios con las relaciones laborales en el capitalismo global, sugiriendo que el comportamiento de BYD representa una exportación de prácticas laborales problemáticas.

Las Implicaciones Más Amplias: ¿Un Punto de Inflexión?

Mientras BYD enfrenta este desafío legal sin precedentes, el caso plantea profundas preguntas sobre el futuro de las prácticas comerciales internacionales, particularmente para las empresas de economías emergentes que se expanden globalmente.

"Estamos siendo testigos de un posible punto de inflexión en cómo se aplican las normas laborales a través de las fronteras", dice Eduardo, profesor de relaciones internacionales. "La voluntad de las autoridades brasileñas de confrontar a una multinacional poderosa sugiere un creciente reconocimiento de que el desarrollo económico debe equilibrarse con la responsabilidad social".

La fábrica inacabada en Camaçari se erige como un recordatorio físico de lo que sucede cuando ese equilibrio falla. Para BYD, restaurar su reputación y reanudar su ambiciosa expansión puede resultar mucho más difícil que simplemente resolver las demandas legales.

Como resumió un inspector laboral brasileño: "Esto no se trata solo de una empresa o un proyecto de construcción. Se trata de establecer que la dignidad humana no es negociable, independientemente de dónde o hacia dónde fluya el capital".

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