China Aumenta las Compras Estatales de Acciones Mientras Trump Amenaza con Aranceles del 50 por Ciento por la Represalia

Por
Reynold Cheung
8 min de lectura

En China, el rescate del mercado anticipa un enfrentamiento geopolítico

El capital estatal calma las bolsas mientras Trump amenaza con aranceles adicionales del 50% en una escalada de la guerra comercial


En una semana ya cargada de tensión económica, los instrumentos de capital estatal más importantes de China organizaron una intervención coordinada en los mercados de valores nacionales el lunes, tranquilizando a los inversores con miles de millones en nuevas compras de ETF y acciones de primera categoría. Pero justo cuando las mesas de negociación respiraban aliviadas, se encendió una nueva mecha a 12 husos horarios de distancia.

En su plataforma Truth Social, el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, lanzó un ultimátum explosivo hace unos instantes: a menos que China revierta su recién anunciado aumento arancelario de represalia del 34% antes del 8 de abril, Estados Unidos tomará represalias con aranceles del 50% generalizados sobre los productos chinos, a partir del 9 de abril. Trump también se comprometió a terminar todas las conversaciones comerciales diplomáticas con Pekín si se mantiene el aumento.

La declaración, parte de un retorno más amplio a la retórica comercial agresiva de "Estados Unidos Primero", ahora proyecta una larga sombra sobre los esfuerzos de estabilización del mercado de China, y puede obligar a los inversores globales a reevaluar la durabilidad del reciente repunte de las acciones A.

"Ya no hablamos solo de volatilidad, sino que nos enfrentamos a un riesgo de cambio de precios sistémico", dijo un gestor de fondos de cobertura con sede en Singapur que supervisa miles de millones en acciones asiáticas.

Mayor escalada entre Estados Unidos y China (ytimg.com)
Mayor escalada entre Estados Unidos y China (ytimg.com)


Pekín compra la caída y el discurso

El lunes, tres importantes empresas estatales (Central Huijin Investment, China Chengtong Holdings Group y China Reform Holdings Corporation) escenificaron una demostración de fuerza sincronizada comprando ETF y participaciones en sectores clave del mercado de acciones A. El mensaje era tanto simbólico como táctico: el capital estatal está respaldando a los mercados chinos como un apoyo estratégico a largo plazo.

Cada empresa estatal hizo hincapié no solo en su confianza en las "perspectivas del mercado de capitales de China", sino también en su intención de seguir siendo capital paciente a largo plazo, un llamamiento inequívoco tanto a los inversores nacionales como a los fondos extranjeros que se retiran de China en medio de los riesgos macroeconómicos y geopolíticos.

Su acción elevó fuertemente la confianza. Los futuros del índice FTSE A50 China subieron casi un 2% en las operaciones fuera de horario. Los valores tecnológicos y las empresas estatales centrales con mandatos de reforma lideraron el repunte.

Sin embargo, incluso cuando el dinero entraba a raudales, los analistas advirtieron que la calma de China podría ser efímera.

"La intervención era necesaria, no opcional", dijo un estratega con sede en Shenzhen. "Pero no cambiará lo que está por venir. La declaración de Trump acaba de eliminar cualquier margen de ambigüedad. Si China no retrocede, los fondos globales tendrán que tener en cuenta otra dislocación sísmica".


El ultimátum de Trump: aranceles del 50% o nada

La publicación de Trump en Truth Social dejó claro que los nuevos aranceles de represalia del 34% de China, revelados en respuesta a las anteriores subidas arancelarias de Estados Unidos, se consideraban una escalada imperdonable.

En sus palabras:

"Si China no retira su aumento del 34% por encima de sus ya antiguos abusos comerciales antes de mañana, 8 de abril de 2025, Estados Unidos impondrá ARANCELES ADICIONALES a China del 50%, a partir del 9 de abril".

Además, amenazó con terminar todas las conversaciones con Pekín y redirigir la atención a "otros países" que busquen negociaciones, una referencia inequívoca a la estrategia de desacoplamiento de Estados Unidos.

El lenguaje de Trump no era solo grandilocuente, sino que establecía políticas. Y con el 8 de abril a menos de 24 horas de distancia, el mercado se enfrenta a un resultado binario: o China retrocede drásticamente, o Estados Unidos dispara su mayor arma comercial en años.

Para los exportadores chinos que ya están bajo presión por la debilitación de la demanda europea y el aumento de los costes de los insumos, un arancel general del 50% podría significar un colapso instantáneo de los márgenes.


Mecánica del mercado: intervención bajo asedio

Los tres anuncios de las empresas estatales ofrecen un impulso táctico, en particular para los ETF y las empresas estatales que ahora gozan de un respaldo político implícito. Pero los analistas dicen que el impacto a largo plazo de cualquier intervención de este tipo depende de su sostenibilidad y del entorno externo.

Analicemos las estrategias de las empresas estatales:

  • Central Huijin Investment: Aumentó sus participaciones en ETF y reiteró su confianza a largo plazo en las valoraciones de las acciones A.
  • China Chengtong: Desplegó capital a través de sus brazos financieros y de inversión en acciones de empresas estatales centrales y proyectos de innovación tecnológica.
  • China Reform Holdings: Dirigió capital a ETF y sectores centrados en la reforma, en consonancia con los temas políticos de innovación y mejora industrial.

Cada movimiento fue una señal calculada a los mercados: el Estado no solo está observando, sino que está interviniendo activamente. Sin embargo, incluso con la potencia de fuego del capital detrás de ellos, la amenaza inminente de un arancel del 50% ha cambiado la narrativa.

"Ya no se trata de apoyo a la valoración", dijo un director gerente de una empresa de gestión de activos de primer nivel en Hong Kong. "Se trata del riesgo de un cambio de régimen en el orden comercial mundial".


Implicaciones para los inversores globales: ¿Es hora de cambiar los precios del riesgo de China?

1. Suelo a corto plazo, pero con grietas

La intervención del Estado ofrece un claro respaldo a corto plazo. Para los operadores de impulso, esto puede significar una breve ventana de oportunidad en los ETF favorecidos por el Estado, en particular en sectores como la infraestructura, la fabricación digital y las empresas estatales ancladas en la reforma.

Pero con el 9 de abril como fecha límite para una posible escalada económica, el riesgo de una corrección brusca sigue siendo alto. "No se pueden valorar las acciones en función de los beneficios si el propio modelo de beneficios está amenazado", señaló un gestor de riesgos.

2. La revisión de los precios de la cadena de suministro se acelera

Un régimen arancelario del 50% probablemente encendería una segunda ola de desacoplamiento de la cadena de suministro, esta vez más profunda y estructural que los ajustes posteriores a 2018. Las empresas chinas de electrónica, maquinaria e insumos industriales se enfrentarían a decisiones existenciales en torno a la reubicación, los precios y la cobertura del dólar.

"Esto podría desencadenar una segunda gran migración de la cadena de suministro, no solo fuera de China, sino hacia bloques regionales fragmentados", dijo un estratega con sede en Tokio.

3. La alineación de las empresas estatales es ahora un comercio político

El hecho de que las tres intervenciones provinieran de entidades de capital estatal, no de empresas privadas o reguladores, marca un cambio. Se trata ahora de un repunte guiado por el Estado, no impulsado por el mercado. Los inversores que apuesten por una subida sostenida tendrán que analizar la proximidad política, no solo los fundamentos.


El desafío de Pekín señala una voluntad de soportar la escalada económica

En conversaciones privadas entre asesores políticos y analistas afiliados al Estado, está surgiendo un tono más desafiante por parte china. Un informante comentó: "No tenemos nada que perder, con un 50% adicional o sin él. El desacoplamiento estratégico ya se ha hecho mucho antes de estas nuevas amenazas. Que los estadounidenses sufran las consecuencias de su propia interrupción". Este sentimiento refleja una creciente confianza en el impulso de autosuficiencia de China y la creencia de que las cadenas de suministro básicas y la demanda interna son lo suficientemente resistentes como para absorber nuevos impactos. En lugar de ceder a la presión de Estados Unidos, algunos en Pekín parecen dispuestos a aceptar la confrontación, viéndola como inevitable e incluso necesaria para la independencia estratégica a largo plazo.


Señales macro más amplias: Entre el desafío y la fragilidad

El aumento del 34% de los aranceles de China puede haber tenido la intención de ser una respuesta contundente a la agresión de Estados Unidos, pero la respuesta de Trump ha elevado drásticamente las apuestas. La posibilidad de que las conversaciones se cancelen por completo, junto con nuevos impuestos punitivos, ahora obliga a Pekín a arrinconarse estratégicamente.

"O dan marcha atrás y parecen débiles", dijo un veterano experto en relaciones entre Estados Unidos y China, "o escalan y corren el riesgo de causar graves daños al mercado de capitales. Ninguno de los dos caminos está exento de costes".

Para Pekín, la intervención de las empresas estatales puede comprar la calma por un día o dos. Pero no resuelve la fragilidad externa ni la trampa diplomática que Trump ha tendido. Y para el capital global, la dualidad es evidente: la confrontación comercial ya no es un riesgo, es una política.


¿Calma antes de la tormenta arancelaria?

La intervención sincronizada del lunes en el mercado de valores subraya la determinación de Pekín de estabilizar sus mercados y señalar la confianza a largo plazo. Sin embargo, la espada que pende sobre los mercados globales es ahora estadounidense y está afilada a un borde del 50%.

Si China no da marcha atrás antes del 8 de abril, Estados Unidos aumentará la presión. Y con ello, el sistema financiero global puede enfrentarse a su evento de cambio de precios más importante desde la primera guerra comercial entre Estados Unidos y China de finales de la década de 2010.

La cuenta atrás ha comenzado. Por ahora, las acciones chinas se han estabilizado. Pero la pregunta que definirá la semana ya no es "¿qué comprará el Estado?". Es: ¿qué ocurre si los aranceles suben al 50% y la diplomacia desaparece?

La respuesta podría remodelar no solo los mercados de China, sino el orden económico mundial.

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