
Estados Unidos ahora gasta más en intereses de deuda que en defensa mientras la deuda nacional alcanza los 37 billones de dólares
El ajuste de cuentas de $37 billones de Estados Unidos: cuando los pagos de intereses eclipsan el gasto en defensa
WASHINGTON — Hoy, mientras los mercados abrían una semana más de incertidumbre, el Departamento del Tesoro de EE. UU. registró discretamente un hito que reconfigurará la política fiscal estadounidense durante generaciones: la deuda nacional había superado los $37 billones por primera vez en la historia de la nación.

La cifra—$37,004 billones en deuda federal bruta—representa más que una curiosidad estadística. Marca el momento en que décadas de desequilibrios estructurales, el gasto de la era pandémica y las presiones demográficas convergieron en una realidad fiscal que ahora consume más recursos gubernamentales que la defensa nacional. Por primera vez en la historia moderna, Estados Unidos gasta más en el servicio de su deuda que en la protección de sus fronteras.
Esta transformación no ocurrió de la noche a la mañana. Lo que tardó más de 200 años en acumularse —el primer billón de dólares de deuda se alcanzó en 1981— ahora crece en esa misma cantidad cada cinco meses. La aceleración es asombrosa y, según los expertos fiscales, fundamentalmente insostenible.
El crecimiento exponencial de la deuda nacional de EE. UU. en las últimas décadas.
| Año | Deuda Nacional (en billones de dólares estadounidenses) |
|---|---|
| 2000 | $5,67 |
| 2010 | $13,56 |
| 2020 | $26,95 |
| 2023 | $34,00 |
| Agosto 2025 | $37,00 |
"El problema no es el mes pasado; son los próximos 30 años", señaló un economista sénior que solicitó el anonimato debido a la naturaleza sensible de las discusiones fiscales. "El envejecimiento demográfico y los costos de la atención médica representan el motor principal que nos impulsa hacia un precipicio fiscal que la política no ha estado dispuesta a abordar".
La matemática de la gravedad fiscal
Las cifras brutas pintan un retrato sombrío de la trayectoria fiscal de Estados Unidos. Con el 119% del producto interno bruto, la deuda ahora supera toda la capacidad productiva de la economía estadounidense. Más preocupante para los responsables políticos, los pagos netos de intereses han alcanzado aproximadamente $846 mil millones anuales, superando los $719 mil millones asignados al Departamento de Defensa en el año fiscal actual.
Una comparación de los desembolsos federales de EE. UU. para pagos netos de intereses versus el gasto en defensa nacional, mostrando el cruce reciente.
| Año Fiscal | Defensa Nacional | Pagos Netos de Intereses |
|---|---|---|
| 2024 | $873,5 mil millones | $879,9 mil millones |
| 2023 | $820,3 mil millones | $659 mil millones |
| 2022 | $751 mil millones | $475 mil millones |
| 2020 | $714 mil millones | $345 mil millones |
Esto representa un cambio fundamental en las prioridades federales, impulsado no por decisiones políticas sino por una inevitabilidad matemática. Cada mes, el Tesoro debe cumplir con obligaciones que se componen más rápido de lo que el crecimiento económico puede acomodar razonablemente.
La velocidad de la deuda ha asombrado incluso a los observadores fiscales más experimentados. Las proyecciones previas a la pandemia sugerían que este hito no llegaría hasta después de 2030. En cambio, sucesivas olas de gasto de emergencia, ajustes de política fiscal y presiones demográficas estructurales comprimieron ese cronograma a la mitad de una década.
Los datos de emisión del Tesoro revelan la mecánica detrás de esta aceleración: el gobierno federal ha mantenido una proporción de letras a corto plazo de aproximadamente el 21% mientras aumentaba constantemente la oferta de bonos con cupón a lo largo de la curva de rendimiento. Dado que la Reserva Federal ya no es el principal comprador de valores del Tesoro —habiendo reducido la reducción mensual de su balance a solo $5 mil millones—, los mercados privados deben absorber esta oferta a tasas cada vez más caras.
Cuando la aritmética se convierte en política
Las consecuencias humanas de esta trayectoria fiscal se extienden mucho más allá de los debates presupuestarios de Washington. Los pagos de intereses ahora funcionan como lo que los analistas describen como "un estabilizador automático a la inversa", desplazando las inversiones en infraestructura, educación e investigación que históricamente impulsaron la competitividad estadounidense.
Los gobiernos estatales y locales, dependientes de las transferencias federales para servicios críticos, se enfrentan a la perspectiva de flujos de financiación reducidos a medida que las obligaciones de intereses consumen porciones más grandes del presupuesto federal. Los efectos dominó afectan todos los aspectos de la inversión pública, desde el mantenimiento de carreteras hasta las subvenciones para investigación universitaria.
Los mercados privados sienten la presión a través de costos de endeudamiento elevados. La prima por plazo —el rendimiento adicional que los inversores exigen por mantener valores del Tesoro a más largo plazo— se ha recuperado desde niveles cercanos a cero hasta aproximadamente 0,6-0,8%, lo que representa un obstáculo estructural para la inversión corporativa y la financiación de los hogares.
Una prima por plazo es la compensación adicional que los inversores requieren por el riesgo de mantener un bono a largo plazo en comparación con una serie de bonos a corto plazo. Este rendimiento extra tiene como objetivo compensar la mayor incertidumbre durante un horizonte temporal más largo, como cambios inesperados en las tasas de interés o la inflación.
"Estamos siendo testigos de la emergencia de una economía de servicio de la deuda", observó un gestor de cartera especializado en mercados de renta fija. "Los pagos de intereses no construyen puentes ni financian investigaciones. Simplemente cubren decisiones pasadas, creando un freno fiscal que se agrava con el tiempo".
El destino demográfico
Subyacente a estas presiones inmediatas yace una inexorable realidad demográfica. El Seguro Social y Medicare, diseñados para servir a una población que envejece, se enfrentan a fechas de agotamiento de sus fondos fiduciarios alrededor de 2033. Sin intervención, estos programas requerirán recortes drásticos de beneficios o aumentos sustanciales de impuestos, ambas perspectivas políticamente desafiantes.

La matemática es implacable. La inflación de los costos de atención médica, combinada con los cambios demográficos, crea presiones de gasto que empequeñecen las categorías presupuestarias tradicionales. Incluso las políticas arancelarias agresivas, que generaron aproximadamente $136 mil millones en ingresos aduaneros hasta julio, representan solo el 7% de la trayectoria del déficit anual.
Gasto federal proyectado de EE. UU. en Seguro Social y Medicare como porcentaje de la economía (PIB).
| Año | Gasto en Seguro Social (% del PIB) | Gasto Federal en Atención Médica (incluido Medicare) (% del PIB) | Gasto Combinado (% del PIB) |
|---|---|---|---|
| 2025 | 5,2% | 5,8% | 11,0% |
| 2035 | 6,0% | 6,7% | 12,7% |
| 2050 | 5,8% | No Especificado | No Especificado |
| 2098 | 6,7% | No Especificado | No Especificado |
Las proyecciones actuales sugieren que la extensión de las disposiciones que expiran de la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de 2017 agregaría aproximadamente $4-4,5 billones a los déficits durante la próxima década. El margen fiscal para tales políticas se ha evaporado a medida que los costos de intereses consumen recursos que antes estaban disponibles para la flexibilidad política.
Implicaciones de mercado y posicionamiento de inversión
Para los inversores institucionales y los participantes sofisticados del mercado, esta trayectoria fiscal crea tanto riesgos como oportunidades en las diferentes clases de activos. El cambio estructural hacia primas por plazo elevadas sugiere un cambio de régimen que persistirá independientemente de los ajustes de política de la Reserva Federal.
Los mercados de renta fija enfrentan una presión particular de la oferta persistente de bonos con cupón que se encuentra con una demanda reducida insensible al precio. Las dinámicas de subasta se han vuelto más sensibles a la participación extranjera y a la capacidad del balance de los intermediarios, creando una volatilidad periódica en torno a las operaciones de refinanciación del Tesoro.
Los mercados de renta variable se enfrentan a un entorno de tasas de descuento más altas que desafía particularmente las historias de crecimiento a largo plazo. Los mercados de crédito deben valorar el riesgo de refinanciación en un contexto de costos de endeudamiento estructuralmente más altos, comprimiendo el margen disponible para los emisores de menor calidad.
El posicionamiento estratégico podría favorecer:
- Operaciones de empinamiento de la curva que se benefician de la expansión de la prima por plazo impulsada por la oferta.
- Valores del Tesoro Protegidos contra la Inflación (TIPS), ya que la laxitud fiscal mantiene las primas de riesgo por inflación.
- Crédito de corta duración y alta calidad sobre la exposición a bonos de grado de inversión a largo plazo.
- Oro como cobertura contra escenarios de dominancia fiscal.
Los Valores del Tesoro Protegidos contra la Inflación (TIPS) son bonos gubernamentales diseñados para ayudar a proteger a los inversores de la inflación. El valor principal de un bono TIPS aumenta con la inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Este ajuste garantiza que tanto los pagos de intereses como el pago principal final mantengan su poder adquisitivo con el tiempo.
Las implicaciones monetarias sugieren una erosión gradual del dólar en horizontes multianuales a medida que las dinámicas de déficit gemelos presionan la balanza externa, aunque la demanda a corto plazo de refugio seguro puede proporcionar un soporte temporal.
El camino a seguir
La resolución requiere abordar los motores estructurales en lugar de los ajustes cíclicos. Los controles de costos de atención médica, los paquetes de solvencia de los programas de prestaciones y la ampliación de la base de ingresos representan las principales palancas políticas capaces de alterar significativamente la trayectoria de la deuda.
Una acción temprana permitiría ajustes graduales en lugar de una consolidación fiscal forzada por el mercado. Retrasar la reforma hasta que se acerquen las fechas de agotamiento de los fondos fiduciarios requeriría recortes de beneficios o aumentos de impuestos más drásticos, creando inestabilidad económica y política.

"Cuanto antes cambiemos el dolor político por el progreso aritmético, menos probable será que enfrentemos un evento fiscal forzado por el mercado", señaló un analista de políticas familiarizado con las discusiones presupuestarias del Congreso.
El hito de los $37 billones, por lo tanto, no representa un punto final sino una advertencia. Los desafíos fiscales de Estados Unidos requieren soluciones proporcionales a su naturaleza estructural: reformas integrales que aborden la intersección de la demografía, los costos de atención médica y la suficiencia de ingresos.
Tanto para los inversores como para los responsables políticos, la pregunta ya no es si se producirá un ajuste fiscal, sino si se gestionará de forma proactiva o si será impuesto por las fuerzas del mercado. La aritmética del interés compuesto sugiere que el tiempo no está del lado de Estados Unidos.
Las decisiones de inversión deben considerar las circunstancias individuales y la orientación profesional. El rendimiento pasado no garantiza resultados futuros.