Pionero de la IA califica a los agentes de IA de "chapuza" y luego entrega al mundo una clave de 100 dólares para construir su propia IA
En una contundente sacudida, el pionero de la IA Andrej Karpathy arremete contra el bombo de la industria y luego sorprende a todos al lanzar un proyecto de 100 dólares que permite a cualquiera construir su propia IA.
PALO ALTO, California — En un lugar donde el optimismo es prácticamente el aire que se respira, una de las mentes más brillantes de la inteligencia artificial acaba de lanzar un rayo por el cielo de Silicon Valley. Andrej Karpathy —el hombre que ayudó a construir OpenAI y lideró el equipo de IA de Tesla— tiene una palabra brutalmente honesta para describir el estado actual de los agentes de IA.
Es una "chapuza".
Esa única y mordaz palabra, pronunciada casualmente en una entrevista reciente, resonó en el mundo tecnológico obsesionado con los agentes de IA autónomos. "La industria está dando un salto demasiado grande y pretendiendo que esto es asombroso", dijo Karpathy. "No lo es, es una bazofia".
Pero esta no es la típica historia de un genio que renuncia a su invento. Ni mucho menos. Momentos después de demoler el bombo de la IA, Karpathy entregó un regalo al público. Lanzó nanochat, un proyecto gratuito de código abierto que permite a cualquiera construir una IA al estilo ChatGPT desde cero, por solo 100 dólares estadounidenses y un fin de semana de cacharrear.
Imagínese: con una mano, está desmantelando la máquina del bombo de la IA, y con la otra, le está dando los planos para construir su propio motor. ¿Qué se propone? Según sus allegados, a Karpathy no le preocupa una rebelión de robots al estilo Terminator. Su verdadero temor es mucho más humano: un futuro en el que nos volvamos como los personajes acolchados e inactivos de WALL·E, adormecidos hasta la irrelevancia por la comodidad y la automatización.
Su mensaje es simple pero contundente: si no quiere ser un consumidor pasivo de la "chapuza" de la IA, tiene que arremangarse y aprender cómo funciona por sí mismo.
El fantasma en la máquina
Entonces, ¿qué le pasa a la IA moderna? Karpathy no se anda con rodeos. Dice que los modelos actuales son como "fantasmas, no animales". Imitan la inteligencia de forma brillante, pero no entienden verdaderamente. Estos sistemas se alimentan de instantáneas de internet —datos estáticos congelados en el tiempo— sin la base o el aprendizaje del mundo real que define a las criaturas vivas.
"Estamos construyendo el córtex sin los circuitos cerebrales más antiguos", explicó. En lenguaje sencillo, eso significa que estamos creando sonámbulos astutos. Responden bien, suenan sociales, pero en su esencia, no están despiertos.
Y es por eso que los agentes de IA todavía tropiezan cuando se les exige ir más allá de tareas sencillas. Son frágiles. Improvisan mal. Pídele a uno que sea creativo y, nueve de cada diez veces, obtendrás una publicación de blog insulsa que podría haber salido de una plantilla corporativa.
"Este no es el 'Año de los Agentes'", bromeó Karpathy, riéndose del marketing tecnológico. "Es la 'Década de los Agentes'". Pasar del 99% de fiabilidad al 99.9% no es solo un pequeño paso, es una escalada a una montaña. Y la mayoría de la gente, advierte, subestima por completo esa escalada.
Un baño de realidad de 100 dólares
Aquí llega nanochat, su audaz antídoto contra el ruido de la industria. Es esencialmente una educación completa en IA comprimida en una sola carpeta de código.
Por el coste aproximado de una buena cena, puedes ejecutar un script que construye un chatbot pequeño pero funcional en solo cuatro horas. Construye su propio vocabulario, se entrena con miles de millones de palabras y conversa a través de tu navegador web. ¿El resultado? Está sin pulir —Karpathy lo llama un "niño de preescolar" que "alucina un montón"— pero es tuyo.
"Lo que hace único a nanochat", dice, "es que es totalmente tuyo: modificable, hackeable y entrenado por ti de principio a fin".
No intenta destronar a gigantes como OpenAI o Google. Está aquí para levantar el telón. Nanochat convierte el misterioso arte de la IA en una clase magistral práctica. Aprendes construyendo.
Y aquí está lo más sorprendente: Karpathy reveló que los asistentes de IA fueron prácticamente inútiles mientras creaba nanochat. Sus sugerencias enlatadas no podían manejar los matices. Irónicamente, el mismo proyecto construido para exponer las limitaciones de la IA no pudo ser construido por la IA. Al final, la intuición humana —la chispa de creatividad de la que las máquinas aún carecen— se impuso.
Formando a la próxima generación
Esta mezcla de crítica y creación constituye la espina dorsal del nuevo proyecto de Karpathy, Eureka Labs. ¿Su sueño? Construir una "Academia de la Flota Estelar" para la IA, un lugar donde cualquiera pueda aprender el oficio y comprender los sistemas que están dando forma a nuestro futuro.
No está advirtiendo sobre robots asesinos. Su temor es más sutil e inmediato: que lentamente entreguemos nuestro pensamiento a bots de "chapuza" superficiales y demasiado confiados, y olvidemos cómo razonar por nosotros mismos.
Nanochat, entonces, no es solo código, es un manifiesto. Karpathy apuesta a que la próxima ola de innovación no vendrá de modelos más grandes o de un marketing más hábil. Vendrá de la gente, de personas que verdaderamente entienden la tecnología que está remodelando su mundo.
En una era desbordante de bombo, miedo y promesas rimbombantes, Karpathy destaca como algo raro: un maestro. Observó el caos de su propio campo, lo denunció con una palabra implacable y luego ofreció al mundo un desafío.
Deja de consumir la chapuza. Ve y construye la tuya.
